Recorrido por las sedes del Instituto Pérez Galdós 1916 – 2016

De Triana a Arenales, pasando por Vegueta

 

Cristina Vallejo Junco

Francisco Marrero Flores

 

Este trabajo, realizado por los profesores arriba citados (miembros del departamento de Geografía e Historia del instituto), forma parte del libro El instituto Pérez Galdós (1916-2016). 100 años al servicio de la educación pública, publicado por Mercurio Editorial en 2016 (ISBN: 978-84-945587-4-0).

 

INTRODUCCIÓN

Alfonso XIII

Cuando a principios del siglo XX se crea el Instituto General y Técnico de Las Palmas, en España reinaba Alfonso XIII con el régimen político de la Restauración, instaurado por Cánovas del Castillo. En Canarias también funcionó el sistema canovista caracterizado por el control de la oligarquía y el caciquismo que permitió implantar el turno de partidos. La peculiaridad de este sistema bipartidista en las islas fue que en lugar de llevarse a cabo el turno entre el Liberal y el Consevador, existió un reparto geográfico del poder. Las islas occidentales quedaron permanentemente bajo control del partido Conservador, mientras que en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura fue el partido Liberal quién controló el poder local.

    La intervención de algunos politicos canarios en la conformación del sistema canovista mejoró las relaciones entre el gobieron central y las islas. En este sentido la Restauración en Canarias está unida a la figura del grancanario Fernando León y Castillo, diputado y senador, luego ministro de Ultramar y Gobernación y, más tarde, embajador en Francia. En sus manos recaerá la tarea de intermediario entre la burguesía canaria y el poder central. También influirá en la designación de gobernadores civiles, diputados provinciales, delegados del gobierno, senadores y diputados a Cortes y ayuntamientos.

    Estos años se caracterizaron por cambios muy significativos en la organización administrativa de las islas,

F. de León y Castillo

destacando entre ellos por su importancia la creación de los Cabildos insulares y, posteriormente, la división provincial, planteada como solución al denominado “problema canario”. Ya desde mediados del siglo XIX el enfrentamiento entre la burguesía de la isla de Tenerife, partidaria de mantener la unidad provincial, con capital en Santa Cruz de Tenerife, y la de Gran Canaria, que reivindicaba la división provincial, se había radicalizado. La burguesía tinerfeña ejercería una tenaz resistencia frente a la posibilidad de que Santa Cruz de Tenerife perdiese la condición de capital de toda Canarias puesto que significaba el fin de su preponderancia sobre el Archipiélago. En este conflicto se verá involucrada toda la sociedad canaria, incluida la de las islas periféricas. El poder contar con el apoyo de los representantes del poder central resultaba indispensable para sus fines, y en este sentido la influencia del político grancanario Fernando León y Castillo fue decisiva.