REVISTAS ESTUDIANTILES DEL

INSTITUTO PÉREZ GALDÓS

 

Cristina Vallejo Junco

Mª Jesús Quintana Domínguez

 

Esta ponencia fue presentada por las autoras, entonces profesoras del instituto, en las IX Jornadas de Institutos Históricos, celebradas en el instituto Joan Ramís de Mahón entre los días 30 de abril y 3 de mayo de 2015.
 

 

Un arcoíris duerme en los viejos estantes de la biblioteca esperando, como las notas del arpa de Bécquer, la mano que le permita desplegarse. Mientras desempolvábamos viejos libros en la biblioteca de nuestro centro, separando los que son patrimonio de los que no, encontramos libros de matemáticas, física, historia…, y descubrimos entre todos ellos una revista de estudiantes del año 1936. Llamó nuestra atención, y la lectura de sus artículos nos mostró el rigor y la seriedad de los mismos a pesar de la juventud de los redactores.

Nuestra curiosidad nos llevó a indagar más en el tema y así descubrimos la existencia de varias revistas estudiantiles editadas en nuestro centro. Queremos aclarar que esta comunicación tiene como principal finalidad dar a conocer estas revistas literarias de ámbito académico que, a lo largo de la historia de nuestro instituto, han contribuido a nuestro patrimonio histórico y cultural y han supuesto el primer soporte creativo donde se han dado a conocer importantes escritores y artistas de Canarias. El contenido de dichas revistas ha sido revisado, pero la riqueza del mismo permite que sea objeto de un estudio más pormenorizado en una futura comunicación.


Primeras noticias sobre las revistas de estudiantes en el Instituto Pérez Galdós

La publicación de la primera revista de estudiantes de la que tenemos noticias se remonta a 1928. El impacto producido por las clases del profesor de Literatura D. Agustín Bravo Riesco impulsará a un grupo de alumnos a buscar, casi de puerta en puerta, los medios económicos (anuncios, colaboraciones y suscripciones) para poner en marcha la Revista Estudiantes que sólo publicó dos números: el primero en abril de 1928 y el segundo en mayo del mismo año. Entre los alumnos que publicaron en esta revista bajo la supervisión del profesor D. Gonzalo Pérez Casanova, estaban Santiago Santana, después conocido pintor indigenista de la escuela Luján Pérez; Francisco Guerra, más tarde periodista y escritor costumbrista con el seudónimo de Pancho Guerra, y Ambrosio Hurtado de Mendoza, andando el tiempo abogado y alcalde de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Durante la República, se editó otra revista estudiantil, Hoja Azul, que no pasó de 3 números durante el curso 1932-33, según consta en la obra de Antonio Checa Godoy.1

Revista Estudiantil Pérez Galdós


 


 


 

Portada de la revista estudiantil Pérez Galdós (1936)


 

En 1936 se publica el primer número de La Revista Estudiantil Pérez Galdós. Se presentó como una publicación juvenil que pretendía ser quincenal, creada por unos estudiantes entusiastas. Se trataba de una revista cultural y literaria, con amplios y variados temas que se proponía ofrecer al lector un entretenimiento útil. Además de artículos literarios, había otros de opinión, poemas, noticias relativas a exposiciones, conciertos, actos culturales como veladas literario-musicales, deportes, pasatiempos, sección de humor y anuncios de empresas locales. Los artículos en este número están dedicados a Shakespeare, Valle Inclán, Benito Pérez Galdós, Darwin y a la creación del Premio Nobel, entre otros temas.

La revista contó con el apoyo económico del Cabildo de Gran Canaria que sufragó los gastos de impresión. En varios números se le agradece su apoyo económico y, en especial, al Presidente de la institución D. Miguel Alonso Jiménez. Su precio era de 30 céntimos. Desde su creación, el 20 de enero de 1936, hasta mayo del mismo año se publicaron 5 números.

El director de la revista era el alumno Segismundo Díaz Bertrana, que murió poco tiempo después en la guerra civil; Antonio Doreste Machado estaba a cargo de la redacción; L. Morales y Francisco Mestres eran los administradores. Otros alumnos que participaron en la redacción fueron José Suárez del Toro, años más tarde profesor y jefe de estudios del instituto; Luis Doreste Machado, que escribía bajo el pseudónimo de Doctor Centeno, y Manuel de Rozas Caballero.

Entre los profesores que dirigieron a estos alumnos estaban D. José Chacón de la Aldea, catedrático de Filosofía y posteriormente de Geografía e Historia;

D. Agustín Espinosa García, catedrático de Literatura Española, que había estado en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Mahón y que ejerció una enorme influencia en toda una generación de poetas y escritores canarios como Agustín Millares Sall o Pedro Lezcano; y D. Gonzalo Pérez Casanova, catedrático de Historia Natural, Fisiología e Higiene. Estos profesores habían estado pensionados por la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en universidades de Francia y Suiza. Además de los citados, hubo otros profesores que favorecieron el despertar de la creatividad de los estudiantes, como D. José de Unamuno Lizárraga, catedrático de Matemáticas e hijo de D. Miguel de Unamuno; D. Juan Millares Carló, profesor de Literatura Española; D. Arturo Sarmiento Valle, profesor de Filosofía y D. Edgar Rubén Agostini Banús, catedrático de Matemáticas. Después del alzamiento militar de 1936, algunos de estos profesores fueron sometidos a expedientes de depuración y suspendidos de empleo y sueldo. Este hecho marcó sin duda su vida personal y académica y, en lo que concierne a la revista, supuso un cambio de rumbo, como explicaremos más adelante cuando hablemos de la revista Spes.

En el primer número, el profesor Chacón de la Aldea saluda la creación de la revista en el editorial y declara su intención de que sea una "revista propia y peculiar de los estudiantes, inspirada y escrita por los estudiantes, con optimismo y entusiasmo por el resurgimiento cultural y científico". Reclama para los estudiantes las ideas que signifiquen justicia, ciencia, cultura, arte, ilustración y virtud. El fin de la revista era "hacer llegar a los lectores estudiantes los ideales del estímulo, del amor y entusiasmo por el estudio, haciéndoles comprender que el saber, la ciencia y el arte y la cultura son los valores más positivos que el poder o la riqueza".2

En un artículo, el alumno Francisco Guerra reclamaba el carácter independiente y afirmaba que La Revista Estudiantil Pérez Galdós no mantenía “ningún criterio determinado con respecto a asociaciones, política o religión". Reivindicaba su carácter exclusivamente estudiantil, "sin otras aspiraciones que las que le son naturales: fomentar la cultura con recto sentido".3

En el número 2, publicado en febrero de 1936, en el editorial del profesor D. Arturo Sarmiento Valle, este reclama para los alumnos "no sólo ciencia y erudición, sino conseguir una vida valiosa, saber desenvolver las fuerzas espirituales. La ciencia podría resultar helada sin el calor de la sangre. Hacer cultura es buscar con clamor una participación en la naturaleza y en la historia, colaborar con el espíritu".4

También participaron en este número los siguientes alumnos: Juan León Espino, Henríquez Acedo, Santiago Lorenzo Vega, Manuel Rozas Caballero, Sebastián de la Nuez, pasado el tiempo catedrático de Literatura de la Universidad de La Laguna, Premio Canarias en 1995 y gran especialista en la obra de Benito Pérez Galdós que publicó el inventario de los títulos, clasificados por disciplinas o áreas de conocimiento, que formaron parte de la biblioteca personal de nuestro escritor.

El número 3, que salió en marzo del 1936, se dedicó en gran parte a la figura de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) en el centenario de su muerte. En este número, además de los alumnos arriba citados, escribieron estos otros: Apolo González Cabrera, Manuel Manrique de Lara y Velasco, Ana Domínguez Pérez, Eleuterio Casañas Armas, Atilio Castellano Texeira y Rafael Bethencourt.

Los números 4 y 5 vieron la luz al mismo tiempo, en mayo de 1936. Su contenido fue casi exclusivamente literario con temas relacionados con la lírica, el teatro, la novela y el cuento, la fiesta del libro y la reflexión sobre la posible existencia de una literatura canaria propia y diferenciada de la literatura del resto del país. Otros temas de interés fueron el establecimiento en Las Palmas de la primera imprenta y de las primeras publicaciones periódicas.

Respecto a la participación de los alumnos, queremos destacar la incorporación de dos alumnas, Josefa Zamora Lloret y Mabel Sánchez, al grupo de alumnos participantes en los números anteriores.

Estos fueron los últimos números publicados durante el curso 35-36. A los dos meses, en julio del 36, comenzó la Guerra Civil, con todas sus consecuencias, también, e inevitablemente, en el ámbito de la educación. Frente a los ideales que inspiraron esta revista, la justicia, la ciencia, la cultura, el arte, la ilustración, un año después, en el curso 1937-38, renace la revista con otro nombre, Revista SPES, con una orientación ideológica bien diferente a la anterior. Esta reflejó los nuevos valores religiosos y patrióticos que impuso el Movimiento Nacional, y que sustituyeron a los que inspiraron el modelo anterior, pues se rechazaron todos los avances de la República en cuanto a renovación de los métodos pedagógicos y modernización de la enseñanza que supuso la Institución libre de Enseñanza.


 

Revista SPES (1937- 38)

Esta nueva revista, surgida en 1937, tenía un carácter mensual y se publicaron siete números. Su objetivo queda bien reflejado en las palabras de su introducción, como declaración de intenciones:

No intentamos hacer labor de investigación - que sería anacrónico a nuestros pocos años - sino de asimilación. No abriremos perspectivas nuevas, pero pasearemos nuestros años mozos y nuestras frentes sin arrugar por los caminos que abrieron nuestros maestros” 5

En el número 2 de la revista, en el artículo “Crónica estudiantil”, Pedro Lezcano Montalvo resaltó el éxito del primer número, que fue acogido con entusiasmo por el resto de estudiantes del instituto que, tal y como él relata, se lo quitaban de las manos.

Esta revista fue dirigida por el estudiante Sergio Castellano Teixeira. Pedro Lezcano era el secretario. Su ideario reflejaba la nueva realidad política y social que se impuso desde el inicio de la guerra civil. La intervención en el sistema educativo se inició ya desde el principio de la guerra, como un objetivo estratégico por su influencia en el ámbito social, cultural e ideológico. Así pues los nuevos valores del nacionalcatolicismo se instalaron en escuelas e institutos.

Ya hemos mencionado más arriba la relevancia que tuvieron algunos profesores en el desarrollo de las aptitudes literarias de sus alumnos. Ahora destacamos la figura de la profesora Consuelo Burell y Mata: natural de Madrid, encargada de la cátedra de Lengua y Literatura del Instituto Pérez Galdós durante los años 37 al 39. Ella fue la impulsora de esta revista, animando y dirigiendo a los alumnos a llevarla a cabo. Su padre, Julio Burell, intelectual y académico, fue Ministro de Instrucción Pública durante la Restauración, en 1910-1911 y 1915-1917. Casualmente fue el ministro que firmó el Real Decreto de creación del Instituto en 1916, después de una larga lucha de la sociedad grancanaria para la creación de un centro Oficial de Enseñanza en esta isla y gracias al apoyo público de D. Benito Pérez Galdós.

Fue alumna del Instituto-Escuela de Madrid, centro dependiente de la Institución Libre de Enseñanza, y tuvo como profesores, entre otros, a Antonio Machado y Pedro Salinas. En 1932 se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid con Premio Extraordinario, cuando tenía 21 años. Todo ese bagaje lo transmitió a sus alumnas y ejerció una gran influencia en la vocación literaria de algunas de ellas, como Carmen Laforet, que empezó su labor literaria publicando en esta revista. Laforet escribió en los años 80 unos textos sobre su infancia y juventud, dedicando unas palabras a “una profesora muy especial” en referencia a Consuelo Burell:

En el segundo año de la guerra civil, conocí a una persona que tuvo muchísima importancia en mi vida. Se llama Consuelo Burell y era la nueva profesora de Literatura. Consuelo es la persona que me habló del Instituto Escuela, de la Institución Libre de Enseñanza, de la Residencia de Estudiantes donde vivió Lorca, de la magnífica Universidad de Madrid durante la República, de sus compañeros más amigos del Instituto Escuela y la Universidad, que eran Carmen Castro (hija de Américo Castro), Gonzalo Menéndez Pidal y Elisa Bernis. (...) Recuerdo los momentos luminosos en Canarias, de amistad, de naturaleza, de sentir la admiración por la Literatura y el deseo o el anhelo y casi la seguridad de que sería yo escritora algún día".6

Nos parece relevante hacer una breve semblanza de los alumnos que participaron en la revista debido a la importancia que tuvieron posteriormente en el campo de las letras y la cultura no sólo local sino también nacional en el caso de alguno de ellos.

Carmen Laforet tenía quince años cuando estudiaba en el instituto. Como es sabido ganó el Premio Nadal en 1945 por su novela Nada. Partió de Gran Canaria en 1939, con 17 años, para estudiar en Barcelona; Mª Dolores de la Fe, también de quince años, fue escritora, ensayista y periodista; Pedro Lezcano Montalvo, tenía diecisiete años cuando escribía en Spes. Ganó su primer premio literario escolar con el poema “Canción de Castilla”, publicado en la revista en 1938. Posteriormente fue Premio Canarias de Literatura en 1989. La biblioteca de nuestro centro lleva su nombre. Ventura Doreste tenía catorce años. Luego fue docente universitario, ensayista, crítico, escritor y premio Canarias de Literatura en 1986. Sergio Castellano Teixeira, de 16 años. Posteriormente se licenció en Filología Semítica con Premio extraordinario de la Escuela de Estudios Árabes de Madrid y fue profesor adjunto en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, hoy Complutense. Falleció el 25 de marzo de 1948, a los 27 años. Caridad Jorge Pamiés, de 15 años. Con el tiempo, licenciada en Filosofía y Letras, ejerció como profesora en el Colegio Viera y Clavijo y posteriormente en el instituto Santa Teresa de Jesús de Las Palmas de Gran Canaria.


 


 


 


 


 


 


 


 


 

En la imagen, sentadas Carmen Laforet y Dolores de la Fe con los hermanos Ricardo y Pedro Lezcano

En la relación de artículos publicados en esta revista podemos ver claramente, como indicábamos más arriba, la identificación del nuevo Estado con la religión católica y la intención de impregnar la vida de los estudiantes de un intenso patriotismo. Todo ello exaltando los valores castrenses de la nueva España: el valor, la disciplina, la españolidad, la fe, la patria o el martirio. El control se ejercía mediante el aparato político de la Falange y con la presencia de la iglesia en los centros. Al obispo de Canarias se le enviaba un ejemplar de la revista, así consta en algunos ejemplares con la dedicatoria firmada por el director de la misma, Sergio Pablo Castellano.

En el índice-resumen de cada una de las revistas se anticipa todo lo que acabamos de exponer, los titulares de los artículos no dejan lugar a equívocos.

Las actividades de la revista no pasaban desapercibidas en el marco cultural del momento, como podemos comprobar en la reseña de la revista de Falange de 26 de julio de 1937 en la que apareció un artículo titulado “Un balance triunfal” donde se comentaba la publicación La labor de un curso. Allí se recogían las tareas escolares del Instituto de Segunda Enseñanza durante el año académico de 1936-37. Se destacaban dos fiestas literarias celebradas con mucho éxito en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. La primera fue la Fiesta del estudiante celebrada con motivo del día de Santo Tomás de Aquino; en la segunda, llamada Fiesta del libro, se conmemoró la figura de Don Miguel de Cervantes. El acto fue calificado "como magna velada donde los alumnos pusieron a contribución su juventud, su arte y su ciencia"7. Se premiaron los trabajos de los alumnos Ventura Doreste, Mario Romero Torrent, Dolores de la Fe Bonilla, María Betancor, José Díaz Torres, Sergio Castellano Teixeira, Rosa Peñate y Teresa Martín. Todos estos habían publicado en la revista Spes. La revista Falange felicita a profesores y alumnos y, en especial, a su director –catedrático y sacerdote- don Manuel Socorro.

Después de unos años de silencio, en los que al parecer no hubo publicaciones de estudiantes, la revista Spes fue sustituida por otra titulada Ages, de la que conocemos un solo número de abril de 1956. En su editorial los creadores de la misma se proclamaban como la continuidad de aquella y pretendían seguir el camino abierto por Spes.


 

CONCLUSIONES

Como decíamos al principio del artículo, hemos hecho un estudio de las revistas editadas por los alumnos en nuestro instituto desde 1928 hasta 1956, sin entrar en el análisis pormenorizado de los artículos de las mismas, ni en la información sociocultural que se desprende de los anuncios de las entidades y empresas colaboradoras en la edición de las revistas. A partir de aquí se abren varias líneas de trabajo: por un lado, la investigación de su contenido. Sería deseable que esta labor fuese multidisciplinar y con la participación conjunta de profesorado y alumnado, con el objetivo de implicar a los estudiantes en la recuperación del patrimonio. Por otro, hacer un estudio comparativo entre el diseño, edición y contenidos de esta revista y la que actualmente se publica en nuestro centro denominada Aparadigma, publicación anual demuestra el interés de nuestro centro por prolongar el compromiso del alumnado en la creación literaria a lo largo de sus ya casi 100 años de vida. Por último, promover la recuperación de los ejemplares de las revistas que ahora están en manos ajenas al centro para que pasen a formar parte del patrimonio tangible de nuestra biblioteca.

Concluimos subrayando la labor encomiable de todo el profesorado que contagió al alumnado su entusiasmo por la cultura y por el saber, abriéndoles así las puertas de la palabra, del amor por el estudio y por la literatura.

Este es el patrimonio que nos legaron, un patrimonio humano e intangible, el más valioso. Fueron un rayo de luz para aquellos estudiantes y estos, a su vez, lo fueron más tarde para sus alumnos en su labor como docentes; otros llevaron esa luz a tantísimos lectores a través de sus novelas, como Carmen Laforet, o con su poesía, como Pedro Lezcano.


 

NOTAS:

1 Checa Godoy, Antonio (2002). Historia de la prensa pedagógica en España. Universidad de Sevilla. Pág 193.

2Chacón de la Aldea (1936). Revista estudiantil. Nº 1. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria. Enero, 1936

3Francisco Guerra (1936). Revista estudiantil. Nº 1. “Reflexiones acerca de los bailes estudiantiles”. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria. Enero, 1936.

4 Arturo Sarmiento Valle. (1936). Revista estudiantil. Nº 2. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria. Enero, 1936.

5Revista Spes. Nº 2 y 3. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria, 1937.

6 Carmen Laforet. Memoria inédita de Carmen Laforet. El Cultural. Marzo, 2004.

7"Un balance triunfal" en Revista Falange de 26 de Julio de 1937. Las Palmas de Gran Canaria.


 

BIBLIOGRAFÍA:


 

Chacón de la Aldea (1936). Revista estudiantil. Nº 1. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria. Enero, 1936

Checa Godoy, Antonio (2002). Historia de la prensa pedagógica en España. Universidad de Sevilla. Editorial, p. 193.

Guerra, Francisco (1936). Revista estudiantil. Nº 1. Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria. Enero 1936.

Laforet, Carmen Memoria inédita de Carmen Laforet. El Cultural. Marzo, 2004.

Revista Falange. “Un balance triunfal". 26 de Julio de 1937. Las Palmas de Gran Canaria.

Revista Spes. Nº 2 y 3. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria, 1937.

Sarmiento Valle,Arturo (1936). Revista estudiantil. Nº 2. Instituto Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria. Enero, 1936.