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EL COLEGIO DE LOS JESUITAS (1932 - 1939)

Esta tercera sede se encontraba en la calle Juan E. Doreste n.º 1 y había sido construida por la Compañía de Jesús tras desestimar la reutilización de otros inmuebles como sede de su colegio en Las Palmas de Gran Canaria. Los Jesuitas habían desarrollado su labor pedagógica en el edificio del Seminario gracias a una concesión por dos años hecha por el obispo Ángel Marquina. Superado con creces ese periodo, la Compañía barajó la posibilidad de instalar sus dependencias académicas en diversos inmuebles, como por ejemplo los hoteles Santa Catalina o Metropol. Sin embargo, las características de estas instalaciones no eran las más adecuadas y su coste muy elevado, por lo que se tomó la decisión de comprar un solar para la edificación del colegio de la Compañía. Se adquiere finalmente un solar que, según recoge el Boletín Eclesiástico de la Compañía en la crónica de la colocación de la primera piedra, era conocido como Cercado de Avellaneda. En la escritura de compraventa, firmada el 26 de septiembre de 1921, se describe el solar de la siguiente forma:

 

Vº. Terrenos que miden aproximadamente 9.335,28 metros cuadrados, situado en el Barrio de Vegueta de esta Ciudad y linda al Norte o frente con la calle Juan E. Doreste y el edificio de la Audiencia del territorio; al Sur o espalda con la muralla de la fortaleza de Santa Isabel en parte y en parte con la calle prolongación de la de García Tello; al Naciente o izquierda la ribera del mar y el camino que conduce a la citada fortaleza y al Poniente o derecha con la calle prolongación de la de Agustín Millares (anotación a lápiz: hoy Dr. Pasteur). Contiene como accesorio una casa de planta baja.”

 

Adquirido el solar y solicitadas las licencias correspondientes, se acometió la construcción del edificio según el proyecto elaborado por el arquitecto Fernando Navarro y Navarro, correspondiendo la dirección de obra al hermano jesuita Luis Gogorza. La simbólica colocación de la primera piedra del nuevo edificio tuvo lugar el 31 de diciembre de 1921, pero las obras no se iniciaron hasta el 15 de mayo del año siguiente. A partir de este momento, hemos de destacar la finalización de la parte norte del edificio, el 20 de octubre de 1923, y su inauguración oficial, el 27 de septiembre de 1924. El recinto comenzó ya a ser utilizado para las labores académicas sin estar del todo finalizado, teniendo que llegarse hasta 1928 para ver la culminación del cierre del contorno cuadrangular del edificio.

La crisis del 29 y sus repercusiones internacionales llegarían a las islas en la primera mitad de la década de los años treinta incrementando el paro y la conflictividad social. Con la llegada de la II República se reactivó la vida política, aumentando el número de partidos y nuevas organizaciones sociales, al margen de los antiguos partidos dinásticos. El nuevo régimen se mostraba como una oportunidad para democratizar y modernizar el Estado mediante un amplio programa de reformas económicas y sociales. Entre las reformas que llevó a cabo el gobierno de coalición republicano socialista estaba limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española. Para acabar con la influencia que las órdenes religiosas ejercían en la educación se les prohibió que ejercieran la enseñanza.

 

El ministro de Fomento y Justicia durante el llamado Bienio progresista (1931-1933), Álvaro de Albornoz, fruto de cuya gestión ministerial fueron las leyes "laicas" de la República (disolución de la Compañía de Jesús, divorcio, supresión del presupuesto de culto y clero, reglamentación de las Órdenes Religiosas, etc.), declaraba:

 

....que se propone activar con toda urgencia el estudio de la habilitación de las escuelas en toda España, para preparar la Enseñanza, cuando llegue el momento de que cesen de dar las Congregaciones religiosas.”

 

El enfrentamiento más grave se produjo con los Jesuitas a los que se les acusó de depender de un poder extranjero por el voto de obediencia al Papa. La Compañía de Jesús fue disuelta y sus bienes nacionalizados (Decreto de 24 de enero de 1932).

    Entre estos últimos se encontraba el colegio que la Compañía de Jesús regentaba en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en su histórico barrio de Vegueta. El 29 de enero de 1932 se firma un decreto para que profesores nombrados por el Instituto se encarguen de dirigir el colegio de la Compañía de Jesús, presentándose el director José Chacón y el secretario del Instituto para tomar posesión del mismo. Es por esto que en 1932, por decisión de la administración educativa y aprovechando esta incautación, el Instituto abandona su sede de Juan de Quesada y se traslada al Colegio de los Jesuitas. No obstante, la actividad se desarrolló en lo que resta de curso en los dos edificios: 400 alumnos continuaron en la sede de la calle Juan de Quesada, mientras que el Instituto hubo de asumir la atención de 100 alumnos en la nueva sede. Este colegio también fue usado como residencia o pensión para profesores usando la residencia de alumnos.

    El 9 de junio de 1932 el director del Instituto envió un escrito al presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria expresando la conveniencia de realizar algunos cambios en el edificio con la intención de hacer desaparecer los símbolos religiosos. Los términos del escrito, que por su interés transcribimos, eran los siguientes:

Fachada del antiguo colegio S. Ignacio de Loyola (Jesuitas)

 

EXCMO. SR. PRESIDENTE DEL CABILDO INSULAR DE GRAN CANARIA

El que suscribe, Director del Instituto Pérez Galdós, á V. E. con todo respeto expone: Que instalado el Instituto en el local del ex-colegio de Jesuitas, que posee inmejorables condiciones para éste destino, convendría verificar algunas modificaciones que hicieran desaparecer los rastros de su antiguo carácter, entre las que descuellan las inscripciones religiosas de la fachada, que podrían ser sustituidas por un escudo de Las Palmas y la estatua de San Ignacio que de acuerdo con el nombre del Instituto, pudiera ser sustituido por un busto del Maestro.

    El tratarse de un homenaje a un ilustre canario ha hecho pensar al firmante que la idea será aceptada por esa Excma. Corporación que así podrá contribuir a dar el obligado carácter láico a un edificio que debe tenerlo y dar ocasión a una fiesta de claro sentido republicano, láico y canario como sería la del día del descubrimiento del solicitado busto.

 

Allí permanecerá el Instituto durante el tiempo que duró la II República y la Guerra Civil, que se inició con el golpe de estado y la sublevación contra el legítimo gobierno republicano. Durante la guerra tuvo que compartir el edificio que fue utilizado también como sede de cuartel de tropas. En octubre de 1939, un vez terminada la guerra, se les devuelve el inmueble a los jesuitas y estos vuelven a desarrollar sus actividades educativas en su edificio.